
Y no bastan ni el horror, ni la condena, ni la
resignación, ni la esperanza en que ya pasó lo peor y las cosas no harán sino
mejorar. No. Lo cierto es que se va
poner peor. Por esas razones, más las que cada quien agregue de sus
particulares calendarios y geografías, es que hay que resistir, hay que
rebelarse, hay que decir “no”, hay que luchar, hay que organizarse. Por eso hay
que levantar el viento de abajo con resistencia y rebeldía, con organización.
Sólo así podremos sobrevivir.
Sólo así
será posible vivir. Y sólo entonces, como fue nuestra palabra hace 25 años,
podremos ver que… “Cuando amaine la tormenta, cuando la lluvia y fuego dejen en
paz otra vez la tierra, el mundo ya no será el mundo, sino algo mejor.”